Ella es tan pequeña, diminuta diría
yo, purga por los resquicios del cuerpo y va intoxicando todo a su paso. Ella
transforma, induce, entretiene, adormece, acompaña, aisla, engrandece, esconde,
evidencia, en fin, es un mar inmenso y profundo, es lluvia inacabada que fragua
crecidas arrastrando todo a su paso, es viento, es beso, es mano tibia y suave.
Ella me llevó de la mano, no se perdió jamás ningún acontecimiento de mi vida,
aguarda silenciosa y pacientemente bajo la luz de la lámpara de mi mesa de noche.
No alcanzaría el
tiempo para explicar el concepto de la lectura, su importancia, sus alcances.
Todos tendríamos algo para contar y las coincidencias en las historias serían
muchas. La lectura no sólo edifica, la lectura salva. Leer para otros y para mi
misma ha sido mi oficio desde niña y quizás lo mejor que me ha sucedido es
confundir u olvidar nombres, fechas, características puntuales de los relatos
pues esto me invita a vivir de nuevo la aventura, a conocer de otros la
historia contada pero desde otra mirada, desde otro sentimiento. Para leer no
es necesario tener buena memoria, es necesaria la vida ¿de qué nos vale saber
tanto? Me sorprendo a veces haciéndome esta pregunta a la cual le he encontrado
miles de respuestas de todos los colores y razas. Prefiero vivir la lectura que
no se almacena para comprobar algo, gusto de la lectura que me invita a
sonreír, a soñar, a reflexionar y que alivia las angustias o quizás no, la que
angustia, la que hiere, la que hace brotar lágrimas, rabia y provoca reacciones,
cada lectura, cada libro tiene un momento, una excusa.
Promocionar lectura
se ha convertido en un oficio riesgoso, cada día encontramos armas más
sofisticadas, si no me creen vayan a dar un paseo por la feria, cada editorial
esta inmersa en la tarea de vender ideas, maneras, recetas, instrucciones de
vivir y pensar la vida, el mundo, el universo. Nos acechan periódicos,
revistas, documentales, cuenta cuentos, poetas, periodistas, genios. Hay para
todos los gustos, tengan precaución pues cuando menos se lo esperen puede salta
algún espécimen peligroso, de esos que tragan y tragan libros, de los que no
duermen sino piensan, esos que una admira tanto y salen en prensa, radio y tv,
entonces te dispersas, quieres tomarte una foto o quieres que te estampe la
huella en su ultima invención, hecho esto, enseguida caes en un sopor para
luego salir corriendo a comprar más y más o quizás a hacer la cola en cualquier
presentación donde te obsequien el libro después de pisotones, codazos y demás
hierbas. Al terminar la feria obligatoriamente debes ir a tu carpintero de
confianza o a un almacén a comprar una biblioteca nueva, es triste para el
bolsillo pero como es de grato para el alma.
Luego de la fiesta,
siempre me queda la resaca hasta el año siguiente, entonces trato de curarla
con las charlas intermitentes del algún buen afín, pongo cara de que no se nada
(bueno es la verdad), ¿qué has leído últimamente? Mi afín me pinta un mundo
maravilloso y entonces me da como una comezón tremenda, unas ganas inmensas de visitar
las librerías del sur, de ir a la esquina de gradillas con esa suerte que
tengo, a tomar un café y a leer un rato, digo suerte porque siempre llega
alguien que quiere al igual que yo, preguntar que hago, que pienso.
He pensado mucho
sobre esto de mi memoria de pecesito, que aun cuando defiendo el caso de
olvidar y beneficiarme en ello, no deja de causarme preocupación y a veces
hasta vergüenza. ¿Cómo es posible Lennis Carolina que tú no recuerdes la
historia de María moñitos o Blancanieves? ¡Ah¡ perdón, Memorias de mamá Blanca
lo leí apenas hace veinte años y la última vez en el baño de mi casa a
escondidas porque mi hija me hizo una pregunta que muy bien evadí ordenando que leyera la historia y que no me preguntara nada, fórmese criterio propio señorita, le dije muy seria,
pero al final disfrute de esa lectura rápida y refrescante en clandestino.
No es bueno leer bajo
coacción, pero es lo que lamentablemente viven-ciamos algunos en nuestra niñez
(esa que se acaba a los ochenta años) pero viéndole el lado positivo al asunto
la coacción funciona si se hace el hábito, luego viene el placer cuando
crecemos un poquito más en el ejercicio consiente. Si no me creen piense en los
momentos que empezamos a añorar lo que dejamos atrás y nos creemos adulto y
perdemos hasta la fórmula mágica para soñar, ¿dónde buscamos las respuestas? O
cuando estamos escuchando a alguien que nos cuenta algo sabroso y no queremos
que termine nunca, o cuando nos refieren un autor y nos describen los
callejones escondidos de su escritura y luego una sale a averiguar si es verdad
y teniendo el libro en la mano terminando de leerlo y piensa y piensa tanto
que no lo devuelve a su dueño. La lectura nos rescata, siempre está allí para
mostrarte el lado feo o el bello, para tomar tu mano y viajar a la infancia o a
otro país u otros mundos, la lectura tiene el poder mágico de unir corazones,
de abrazar, de hacernos entender y de que nos entiendan, Ella, la silenciosa,
tempestuosa e imperativa, nos salva.
Lennis C. Pérez
Filven 2012

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